lunes, 24 de noviembre de 2014

miércoles, 19 de noviembre de 2014

jueves, 6 de noviembre de 2014

En primera persona... "CÓMO SE SIENTE UN NIÑO TDAH"


Me hace llegar Pilar, la mamá de un niño con TDAH de mi centro escolar, el enlace a un vídeo de youtube en que se explica, en primera persona, cómo se sienten muchos niños con este trastorno. Aquí os lo dejo... merece la pena verlo.



miércoles, 5 de noviembre de 2014

Afrontando las dificultades dentro del aula

     A continuación reflejo algunas medidas que se pueden adoptar en el centro escolar para prevenir o mejorar las dificultades asociadas al TDAH.
 Están organizadas por ámbitos de dificultad  y responden a las que realmente se están llevando a cabo en el centro en el que trabajo, particularmente en la etapa de Secundaria. Son el resultado de la formación individual de los profesores, de la labor del equipo de orientación del centro y de la experiencia propia. Es por ello que no he citado a ningún autor ni bibliografía ya que se basan en lo que se lleva a cabo en nuestro día a día como docentes.

Dificultades conductuales

  •   Como primera medida, básica y fundamental, creo que es importante explicar las normas y límites que guiarán la convivencia en el aula, incluso pactar las consecuencias que acarrearán a cada alumno la transgresión de las mismas. Las normas deben estar siempre visibles, ser claras, concisas y adaptadas a la edad y los límites deben ser también claros y objetivos, así como las consecuencias de sobrepasarlos.
  •  Ya concretamente con alumnos con TDAH creo que una buena medida es sentarles cerca del profesor, darles responsabilidades y permitirles movilidad en la clase si la actividad lo permite, ya que puede afectar positivamente a su conducta.
  • Ignorar, hasta donde sea posible, las conductas que queremos extinguir y reforzar las conductas positivas, con palabras, positivos  u otro tipo de refuerzos inmediatos.
  •    Cuando se produzca una conducta inadecuada es importante analizar las causas y consecuencias del comportamiento e impacto de este en su entorno, si son habituales es posible que sea necesario poner en marcha alguna técnica de modificación de conducta como las que se mencionan a continuación. Para ello es importante detectar y priorizar las conductas que han de trabajarse, así como abordarlas de una en una, pasando a la siguiente cuando se obtengan resultados.
  •  Un sistema de bonificación de puntos es una técnica que funciona bien para incrementar la participación de los alumnos, especialmente en los más pequeños, aun así también es útil en adolescentes con adaptaciones (por ejemplo, mediante “positivos”)
  •    Una dinámica que me ha funcionado muy bien con adolescentes es la que yo denomino “21 días”. Consiste en regalar al alumno una pulsera de tela, atada, que representa un logro a obtener, por ejemplo, no contestar a voces. Cada día que el alumno logra no llevar a cabo esa conducta inadecuada pinta un punto con rotulador en la pulsera, hasta conseguir 21 puntos consecutivos, momento en que el logro se considera superado y la pulsera se guarda como recuerdo. Pero si un día se falla se tira la pulsera y se comienza de nuevo.
  •  En casos más severos, en adolescentes, pueden funcionar bien técnicas como la del “contrato conductual”, en la que se obtienen compromisos (del alumno, de padres y profesores) y se redactan y firman, en presencia de los padres.


Dificultades sociales

·         Un aspecto fundamental, bajo mi punto de vista,  para minimizar en lo posible las dificultades sociales que se pueden encontrar los alumnos con TDAH en el aula es trabajar con el conjunto de la clase, en tutoría, para que acepten la diversidad como algo positivo en el aula. Es importante también que entiendan el concepto de inclusión, que va más allá del de integración, como aceptación de la diferencias en un marco positivo de convivencia.

  • Trabajar las habilidades sociales en tutoría beneficia a todos los alumnos, así como procurar que establezcan un autoconcepto ajustado a la realidad que les lleve a una autoestima saludable.
  • Las técnicas de trabajo cooperativo son muy útiles en este sentido ya que no sólo repercuten positivamente en el proceso de enseñanza-aprendizaje sino que además mejoran las relaciones sociales.
  • Otras actuaciones más concretas que se pueden llevar a cabo son, por ejemplo, elegir como compañeros de sitio para estos alumnos a aquellos que puedan servir de modelo en su actitud, a aquellos más apacibles, organizados y empáticos.
  • Es importante, bajo mi punto de vista, que los profesores eviten las recriminaciones públicas a estos alumnos, así como los comentarios despectivos, irónicos, etc, que puedan convertirles en objeto de burla (lo deseable es evitarlos hacia todos los alumnos, claro, pero en esos alumnos las repercusiones negativas pueden ser mayores).
  •   Un aspecto fundamental es actuar ante actitudes inadecuadas también de otros compañeros de clase hacia estos alumnos, para evitar que puedan ser imitadas o vayan a más, generando un efecto de bola de nieve.
  •   Me han funcionado muy bien en clase, algunas técnicas de inhibición-reflexión-respuesta para que los alumnos aprendan a controlar la impulsividad en respuesta a comentarios o situaciones. Una de ellas es la técnica del semáforo: cuando algo sucede el semáforo está en rojo (se alumno se para), después amarillo (el alumno reflexiona) y finalmente, en verde, puede intervenir, contestar al comentario o la actitud que les ha molestado (uno de mis alumnos, ante cualquier provocación se decía en voz alta “rojo, rojo, rojo…” ahora dice que ya no necesita “el semáforo”)


Dificultades emocionales
  •    Es muy difícil desligar las dificultades emocionales de las anteriores, considero que mejorar la conducta y las relaciones sociales tiene un efecto emocional positivo y viceversa.
  • Para conseguir actuar en este sentido es fundamental establecer una relación de confianza con el alumno, escucharlo cuando tiene algo que decir, preguntarle cuando algo parezca no ir bien, tratar de comprender el porqué de cada situación.
  •    A nivel general muchas de las pautas y estrategias mencionadas anteriormente pueden beneficiar emocionalmente al alumno: evitar que sea públicamente reprendido, evitar que los compañeros lo traten inadecuadamente, reforzar positivamente sus aciertos y trabajar para mejorar sus habilidades sociales, para que tengan un autoconcepto ajustado a la realidad y para mejorar su autoestima.
  • Es fundamental también estar alerta ante cualquier signo de que el alumno pueda estar entrando en dinámicas de riesgo, a las que su irreflexión les hace ser más propensos. Me refiero a estar alerta ante signos de adicciones, depresión, etc, para procurar que reciban cuanto antes la respuesta familiar, médica y psicológica más adecuada en cada caso.