Sirva esta primera entrada de mi blog para rendir un pequeño homenaje a esos niños que siempre andan despistados, a los que se enteran de que hay examen al llegar a clase, a los que saltan como si les hubieran pinchado al más leve comentario, a los que se desinflan a medio camino o se aturullan si la tarea es mucha... A esos, que son los mismos que de repente te sorprenden con la solución más creativa, con el mayor entusiasmo ante un proyecto nuevo o, simplemente, con un abrazo espontáneo y sentido.
Desde nuestra perspectiva de adultos que no han pasado por ello a veces no es fácil comprender que no pueden hacer las cosas de otra manera, que luchan y pierden en la batalla de prestar atención y que quisieran... pero hay mil cosas que no les dejan hacerlo.
Los docentes tenemos la tarea de conseguir que no se rindan salvo que, miedo me da, seamos nosotros mismos los que en ocasiones nos rindamos y dejemos de luchar por ellos.
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